Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

Dirigentes del mundo futuro, Carlos Cuauhtémoc

 Enésima novela del prolífico escritor mexicano, al que algunos llaman el Coelho del país azteca. Dicho autor sigue suscitándome una irreversible simpatía, por la transparente pasión que inscribe en todos sus libros - Abiertamente moralizantes, sin llegar nunca al extremo proselitista-.


En esta novela, que abarca fundamentalmente la educación hoy, pero que roza transversalmente otros temas que inexorablemente se suscriben a ella - Las drogadicción, la delincuencia, la falta de aptitud y preparación de padres y maestros-, nos encontramos de nuevo con una historia de ritmo ágil, a ratos trepidante, dónde Cuauhtémoc intercala los sucesos de la trama con apartados pedagógicos sobre cómo educar hoy, los cuales pertenecen al programa DMF, un innovador enfoque educativo que se desarrolla conjuntamente con la trama.


Cuauhtémoc imprime en cada página, como ya es habitual en él, una entusiasta vocación para transmitir ciertos valores - Algunos de ellos abiertamente cristianos - y utiliza los momentos más dramáticos de la historia para introducir dichos mensajes en la mente de los lectores, aprovechando la eventual sugestión emocional.

La historia no está exenta de eventos tales como secuestros, atracos, vejaciones y otros turbios elementos que consiguen atrapar al lector, ávido de conocer el desenlace, mientras va absorbiendo la doctrina educativa que propone entre líneas.


No es una propuesta educativa más, la que aparece en la novela: Verdaderamente Cuauhtémoc se esfuerza en proponer un conjunto coherente y sobretodo, justificado, no a la manera racional, sino a la experiencial: En ese DMF no hay espacio para vaguedades teóricas ni hastiados conceptos burocráticos, más bien todas las propuestas del programa obedecen a responder eficazmente a los desafíos de la realidad, es decir, de la realidad práctica, vivencial y extra académica.


Algunos fragmentos que dan cuenta del estilo y contenido del libro:


"Observamos a nuestro alrededor y solo vemos familias desechas, pleitos, divorcios.

Nuestros padres y maestros nos enseñan a mentir y a temerles."

 

"Los adultos mareamos el nivel de la educación y, por lo general, apuntamos muy bajo. Somos incapaces de soportar la curiosidad de los niños, y los obligamos a 'no tocar', 'no molestar' y 'no hablar'".

 "No seguiria siendo un hipócrita que llenaba su mente de conceptos nuevos, pero no los utilizaba"

"Es una ley: sin presiones de tiempo, todo esfuerzo disminuirá hasta su completo cese"

 

"Observando al niño traumado por el abuso, recordó la frase de Ovidio: Quien ha sufrido un naufragio, tiembla ante las aguas  tranquilas"

 

"Ayudar a los niños a aceptar, racionalmente, el dolor del esfuerzo. Tienen que entenderlo; las imposiciones no surtirán efecto"

 

"Gran parte de la mediocridad surge de la falta de control. Los berrinches son innatos; el autocontrol se aprende"

 "Los abuelos están en una etapa distinta a la nuestra. Ellos ya cumplieron con las exigencias de la vida.Ahora quieren y merecen tener paz. Son cariñosos con los niños porque su prioridad es disfrutarlos, no educarlos. Eso nos corresponde a nosotros"

"Un auténtico dirigente no se gesta en las universidades: Se gesta en el jardín de infancia, se forja en primaria, se fortalece en secundaria, y se desarrolla en bachillerato. Cuándo llega a la universidad, ya está todo hecho. Ahí sólo adquiere conocimientos"


"Mientras oraba antes de acostarse, un niño pidió con devoción: «Señor, esta noche te pido algo especial: conviérteme en un televisor. Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la televisión de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mí alrededor.Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención y ser aquel al que todos quieren escuchar sin interrumpirlo ni cuestionarlo. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la televisión cuando algo no funciona.

Y tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo.Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado».«Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisión».

 

"Si metes una rana en agua caliente, salta huyendo del peligro: pero si la colocas
en agua fría y la entibias gradualmente, siente somnolencia y se deja cocinar
¡hasta que el agua comienza a hervir con ella adentro! De igual forma "se cocinan"
las personas: nos alarmamos ante un delito, pero, cuando la violencia se vuelve
habitual, nos encogemos de hombros. Al iniciar una rebelión armada, todos los
ojos están puestos en le conflicto; pero, si continúa, a los pocos meses la
población convive con los guerrilleros. ¡Nos acostumbramos a lo malo! También
en los hogares. La primera vez que uno de los cónyuges grita o insulta, el otro es
incapaz de creerlo; la segunda vez, el asombro del agredido disminuye. Si las
ofensas persisten, la víctima se acostumbra y, aunque lo incomoden, asume los
hechos como parte de su vida. Así nos habituamos al alcohol, al cigarrillo, a la
pornografía, a la suciedad, al desorden, a la falta de respeto y a los pleitos
familiares."

 

"No hablaba de niños robados ni del tráfico de órganos, ni de esclavitud.  Hablaba de los niños que, sin haber caído en extremos trágicos, tienen una vida aparentemente normal, pero llena de tristeza"

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