Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

Dulce Leviatán, Pedro García Olivo

Nada que no sea dicho y conocido en este blog de Pedro García Olivo, uno de los escritores más incisivos de la actualidad. Si existiera un género narrativo llamado 'Libros revolucionarios', 'Libros para la revolución', o aún 'Libros peligrosos' (especialmente para quién no esté dispuesto a cuestionarse sus privilegios en profundidad), sin duda la bibliografía de Olivo encabezaría tal sección.


En Dulce Leviatán, Olivo denuncia por enésima vez el 'avasallamiento civilizatorio', la imposición de la narrativa occidental, que aniquila la alteridad bajo los estándares de la 'filantropía' y del 'Bien común', dónde el autor adivina, intuye, profetiza, un cinismo mucho más agudo, y terriblemente más instalado en nuestra psique, del que ya mostraron índices los Nietzsche, Foucault y compañía. Según Olivo, estamos permanentemente sumergidos en un adoctrinamiento unidireccional, una suerte de magma narrativo panóptico a causa del cual, habiendo nacido en él y en él habiéndonos desarrollado, apenas sospechamos su existencia, casi no advertimos su sofoco, y con suma dificultad acertamos a imaginar alternativas.


En mi opinión, y diríase que sin él saberlo, Olivo se inscribe involuntariamente en una suerte de literatura espiritual, aquella que niega el mundo, que lo considera una farsa en su totalidad, un diseño de la diosa del engaño ('Maia', en el budismo y ciertas corrientes del hinduismo) o bien una patraña cósmica del ego colectivo (Según 'Un Curso de Milagros').

 Hay algo de precedente místico en su análisis sociológico, cierto denominador común: La búsqueda de la Verdad y de la Autenticidad a cualquier precio. Una voluntad de ir más allá de lo establecido que ya encontramos en autores de cierta similitud formal y temática: Leyéndolo recuerda uno a menudo a Ciorán, ('La obsesión por ver con claridad me ha quemado los ojos').

Probablemente, no es el libro adecuado para iniciarse en las andaduras literarias de Olivo, dada su extensión (300p), y por su contenido, abundante en referencias de otros autores (Desde los pioneros anarquistas a modernos pensadores contrarios al proceso escolarizante, cómo Iván Illich)


Aquí alguno de los muchos fragmentos que, como nos tiene habituados, sorprenden por su fuerza de cuestionamiento y su contundente ejercicio de desprogramación:


"Así lo atestiguó el sobreviviente Primo Levi, que, en los lager o campos de concentración, como el de Auschwitz, no encontró demonios sino funcionarios (claro, sádicos y psicópatas los había también, pero no era lo más representativo; eran funcionarios): «seres humanos medios, medianamente inteligentes, medianamente malvados: salvo excepciones no eran monstruos, tenían nuestro mismo rostro, pero habían sido mal educados. Eran en su mayoría gente gregaria y funcionarios vulgares y diligentes: algunos fanáticamente persuadidos por la palabra nazi, muchos indiferentes, o temerosos del castigo, o deseosos de hacer carrera, o demasiado obedientes» (P. Levi, 2005, p. 269).

(Según Alice Miller, no se trataría de una «mala educación», sino todo lo contrario, de una educación perfecta, que no falló, que fue un éxito rotundo, como lo recomiendan las tesis de la pedagogía para la obediencia y la subalternidad acrítica)."



"Etnias y comunidades que englobaban en ocasiones a millones de personas y que se desenvolvían en ausencia del Estado, lejos de la subordinación a una máquina burocrática, a un aparato gubernamental. Mbah e Igariwey nos han proporcionado la «lista» de los pueblos que «carecen de autoridad centralizada, maquinaria administrativa e instituciones judiciales, en resumen, que carecen de gobierno y de dirigentes, y en los que no existen divisiones acusadas de rango, estatus o riqueza, es decir sociedades sin Estado"

"La proliferación de «pueblos sin Estado», de comunidades y etnias ajenas a la ley positiva de la Administración. Levi-Strauss habló, a propósito, de «la sociedad de la naturaleza» ; y Pierre Clastres analizó un aspecto de estas formaciones casi incomprensible para un europeo «cívico»: que los Jefes, los Líderes de muchas tribus, en absoluto actuaban como «dirigentes» y podían estar al frente sin mandar, sin ejercer el poder, renunciando a la autoridad."


"Habiendo sobrevivido al «pogrom», a la detención y al encarcelamiento masivos, los gitanos sucumben, como idiosincrasia, como diferencia, a la insidia integradora del «programa» (asimilacionismo de nuevo cuño, «multiculturalista») e incrementan la lista de los victimados por la Administración."


"Diversos y rutilantes «pseudo-sujetos» (entidades de la sociedad civil, movimientos pro servicios públicos, organizaciones independentistas, etc.), que dejan morir sus reivindicaciones en la mera «reparación» de lo existente, soldándose a lo instituido o arraigando en una muy amable y receptiva «periferia»; aún así, miríadas de sujetos en auto-construcción empiezan a sugerir en nuestros días que la mística del Estado Social no se ha ganado todos los corazones, por lo que cabe hablar de retículas antagonistas, de inspiración libertaria y talante en ocasiones «quínico», enfrentadas a la dulzura engañosa de Leviatán."


"De insertarse en la estructura administrativa del Capitalismo, las ideas socialistas solo podrían allanar el terreno a un tibio «reformismo social», básicamente integrador, vehículo de la adaptación, en la línea del posterior Estado del Bienestar, cuando no servirían al muy característico auto-engaño en que se fundan todas las estrategias «entristas», «de infiltración», «quintacoluminstas» o de «toma de las instituciones»."

"El Estado no se llamará ya monarquía, se llamará república, pero no dejará de ser Estado, es decir una tutela oficial y regularmente establecida por una minoría de hombres competentes, de «hombres de genio o de talento», virtuosos, para vigilar y para dirigir la conducta de ese gran incorregible y niño terrible: el pueblo. Los profesores de la escuela y los funcionarios del Estado se llamarán republicanos, pero no serán menos tutores, pastores, y el pueblo permanecerá siendo lo que ha sido permanentemente hasta hoy: un rebaño. Cuidado entonces con los esquiladores, porque allí donde hay un rebaño, habrá necesariamente también esquiladores y aprovechadores del rebaño (…). El pueblo, en ese sistema, será el escolar y el pupilo eterno. A pesar de su soberanía completamente ficticia, continuará sirviendo de instrumento a pensamientos y a voluntades, y por consiguiente también a intereses, que no serán los suyos. Entre esta situación y la que llamamos de libertad, de verdadera libertad, hay un abismo. Tendremos, bajo formas nuevas, la antigua opresión y la antigua esclavitud."


"No. La sociedad, en particular y en general, no vale más que los quehan roto violentamente el contrato social (…). En todos los tiempos, los guardianes de las convenciones sociales no han sido mejores que los que las han infringido. (E. Armand, 2003, p. 111)

Mi voluntad individual es destructora del Estado; así, él la deshonra con el nombre de indisciplina. La voluntad individual y el Estado son potencias enemigas entre las que es imposible una paz eterna (…). Nadie puede encadenar mi voluntad, y Yo siempre seré libre de rebelarme (…).

En manos del Estado, la fuerza se llama «derecho»; en manos del individuo, recibirá el nombre de «crimen». (M. Stirner, 2003, p. 81-2)

La reprobación sincera de toda autoridad exterior y de toda explotación plantea un problema que es preciso resolver todos los días y a todas horas, a menos de dejarse arrastrar por la corriente de los compromisos, perder toda voluntad de resistir a la opresión o vivir en perpetua contradicción con las propias convicciones. (E. Armand, 2003, p. 70)"

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