La tradición del símbolo del Pa Kua (o Ba Gua) es rica en significados. Uno de ellos, es el que lo vincula al Kung Fu: concretamente a los 8 estilos de combate, cada cual relacionado con un animal (estos animales varían según la tradición o escuela).
Durante mi estancia en el refugio de
Montserrat, tuve la oportunidad de compartir vivienda con un maestro
de Kung Fu, quién me explicó el origen de los estilos de su
escuela (creo que moderna), relacionados con el sendero óctuple de los ocho trigramas
del Pa Kua, que a su vez constituyen la raíz de los 64 hexagramas
del I Ching:
Esta tradición nos habla de los animales no solo
como estilos de lucha, sino también como formas arquetípicas de
encarar situaciones vitales. Es decir, son al mismo tiempo un estilo
físico externo y un estilo psíquico interno.
Así, el
trigrama Ken, vinculado al elemento tierra, era en su tradición el
Oso: un estilo bien conocido por los practicantes de Tai Chi, en
particular la postura de hombre abrazado a árbol. Y bien, ¿De qué
trata a nivel vital emular, absorber o representar la energía del
Oso?
La energía del Oso es la energía de la rigidez, del “me
planto”. Una energía que evoca persistencia, tenacidad y claro
está, tozudez. Es esa postura vital en que “no nos movemos de
sitio”. En cuánto al estilo de lucha, es tosco, con pocos
movimientos, lentos pero bruscos y potentes, y posiciones defensivas
sobrias difíciles de atacar.
Ahora bien, como cada trigrama está
situado en el perímetro del Yin Yang central, invariablemente está
polarizado, y en tanto que polarizado, desequilibrado. Por esto ,
cuándo uno en la vida es excesivamente – y durante excesivo tiempo
– rígido, la vida termina por polarizarlo a su opuesto: Ahí
encontramos a Kun, La Grulla.
La Grulla se deja llevar: si el
viento la lleva a la derecha, se dirige a la derecha. Y a la inversa.
La Grulla es el estilo de lucha que se suele practicar sobre un solo
pie, caracterizada por movimientos rápidos y suaves, casi
deslizantes, y por golpes secos a velocidad fulminante. A nivel
interior, la Grulla es la energía de la fluidez, del dejarse llevar,
pero que, cómo ya hemos visto, también requiere de la rigidez –
necesaria para concretar objetivos - para nivelarse. Y así nace el
primer par de animales-opuestos de esta escuela de Kung Fu.
En
los trigramas Chen-Tui y Chien-Sun encontramos sendas polaridades:
Por un lado, la pantera, cuya energía motriz es el miedo, y cuyo
estilo de lucha es bien pegado al suelo. A menudo, me contó el
maestro, la pantera representa esos estados vitales de “aguante”
ante lo que la vida nos presenta: la represión y la resiliencia.
¿Qué ocurre cuándo, eventualmente, uno adquiere maestría en el
arte de soportar el miedo? Se vuelve valiente, audaz, incluso
demasiado seguro de sí mismo: Hemos saltado a la polaridad opuesta,
el Tigre, con un estilo de lucha similar, pues es también un felino,
pero esta vez, derecho e irradiando seguridad, imponente e
impositivo. El estilo del tigre es casi siempre ofensivo y apenas
tiene movimientos de defensa.
En la tercera díada nos encontramos
al Mono: según dice la tradición china, los nacidos bajo ese signo
suelen tener multitud de aprendizajes, a menudo complejos, en su
trayecto vital. ¿Qué ocurre cuándo un mono va aprendiendo de “los
palos que le da la vida”? Tarde o temprano se vuelve confiado. Y
así saltamos a su opuesto: el Ciervo, cuya actitud fundamental es la
de la confianza: la cornamenta del ciervo nos recuerda justamente los
puños alzados de los luchadores de muay thai. Pero, el exceso de
confianza, tarde o temprano, termina en dejadez, y la dejadez nos
lleva a tener que aprender de nuevo. De Mono a Ciervo, de Ciervo a
Mono... Cómo las demás parejas, tienden a oscilar dinámicamente la
una con la otra.
Y llegamos a la polaridad básica, la más
fundamental, encontrada en el trigrama inferior y en el superior en
línea vertical del Pa Kua: Kan-Li, el agua y el fuego, el animal y
el espíritu. Y... En qué animales son representadas esas fuerzas
primordiales?
En las aguas madre, Kan, tenemos al reptil
preferido por las tradiciones ancestrales... La tentadora de los
habitantes del Edén en el cristianismo, el reptil emplumado
Quetzaltcoátl entre los amerindios, la energía establecida en la
columna vertebral de la Kundalini yóguica, y un largo etcétera...
La serpiente. Con movimientos sinuosos y traicioneros, ese estilo de
lucha es uno de los más complicados de dominar. La serpiente es la
energía del instinto, la animalidad, la base de la materia. Y si en
el trigrama inferior tenemos a la serpiente...¿Qué queda en el
último trigrama por definir, el más elevado de todos?
Otro
reptil, emblema de la evolución final de éste último, y símbolo
de la evolución del espíritu: el reptil de los emperadores que,
esta vez, ha transmutado el instinto con las alas de la conciencia:
el Dragón.
Finalmente, en el Pa Kua hay otro estilo de lucha
que no se representa en la imagen, pero que incluye a todos los
demás: El Borracho, que se acostumbra a representar imaginariamente
justo al centro del símbolo del Yin Yang: el estilo supremo, que
incluye todas las polaridades, totalmente espontáneo e imprevisible,
la misma encarnación del Tao. El borracho, al no estar polarizado –
Al abrazar todas las polaridades a la vez- se funde con la existencia
y se convierte en el luchador supremo. Vale decir, ya no luchador,
pues no tiene con quien luchar: el Borracho baila con y en la
existencia misma.
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