Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

¿Cuánta Tierra necesita un hombre?


 En la antigua estepa rusa, un pequeño terrateniente, conocido por su avaricia, fue visitado por un grupo de ricos nobles y empresarios, los cuales le propusieron una apuesta:

-Podemos ofrecerte una buena parte de nuestros campos y terrenos, de forma totalmente gratuita. Tomarás una pala e irás cavando zanjas, marcando el perímetro de la parcela de tierra de la que desees apropiarte. Pero si al anochecer, con el último rayo del sol, no has cerrado el círculo, deberás renunciar a toda.

El hombre, cegado por su avaricia, pensó: Estos hombres no me piden nada a cambio, así que no tengo nada que perder! E inmediatamente fueron, junto a su esclavo, a los campos propiedad de los nobles y empresarios.
El pequeño terrateniente observó el Sol: en aquel momento disponía aún de diez horas por lo menos de luz antes del crepúsculo. Trazó un mapa mental de velocidad con que podía marcar las zanjas y el tiempo del que disponía. Unos 400 metros aproximadamente.

El esclavo se quedó junto a los nobles, viendo el progreso de su amo. Las horas pasaban, y el pequeño terrateniente recalculó: Si aceleraba el paso, 500 metros serían, antes de finalizar el día, de su propiedad. Así que cavó más lejos, alargando el círculo.
Cuándo aún faltaban 3 horas para que el Sol desapareciera entre las montañas, el hombre redobló esfuerzos: Solo 50 metros más, un esfuerzo titánico por unas horas, y la gloria de la posesión para siempre.

Nuestro hombre empezó a cavar, cada vez con más celeridad, y cada vez con más cansancio. Hacia el anochecer, el terrateniente se dio cuenta de que, a pesar de su agotamiento, debía enfocar todos sus esfuerzos en cerrar el círculo: Podía ver ya en la lejanía a su esclavo y a sus ricos mecenas. Cavó y cavó, y cavó... Cavó tanto que, cuándo ya casi podía tocar con sus manos las de su esclavo para entregarle la pala y finalizar el trato... Cayó desplomado víctima de un infarto.

El esclavo, con el permiso de los nobles y ricos terratenientes, lo enterró allí mismo, en una parcela de tierra de unos dos metros.

Adaptación del relato ¿Cuánta Tierra necesita un hombre?, de Lev Tolstói

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