Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

Probabilidades

 Recuerdo cuándo vi por primera vez la película “El Cambio”, del popular psicólogo Wayne Dyer. Al día siguiente fui a la capital a hacer unos encargos. No podía quitarme de la cabeza una de las numerosas sentencias valiosas que se citan en el filme, en particular una que rezaba “no atraes lo que quieres, atraes lo que eres”. Recuerdo que me repetía el aforismo en bucle, mientras acariciaba mi collar de ojo de tigre, esperando el tren de vuelta a casa en la estación central. De pronto, entre la multitud que atestaba la estación, algo diminuto en el suelo llamó mi atención. Me acerqué (aún acariciando el collar de ojo de tigre) a ver de qué se trataba: al principio me pareció una gota enorme de Coca-Cola. Me acercó un poco más: era un pequeño ojo de tigre, en el suelo de la estación de plaça Catalunya.
No atraes lo que quieres, atraes lo que eres.

En otras circunstancias, una tarde de domingo fui a pasear por el pueblo. Este día estaba particularmente vacío, aún cuándo es un pueblo de montaña y la actividad frenética no se cuenta entre sus atributos. Recuerdo que, si bien el viento no soplaba en el pueblo aquel día, me sorprendió ver una hoja de roble, situada a mediana altura, dar vueltas centrífugas con cierta velocidad suspendida en el aire. Me esperé unos minutos. Continuaba. Esperé aún más, mientras me acercaba. La hoja continuaba su danza. La Observaba sorprendido. Pero, en algún momento, se me ocurrió dar testimonio de este singular fenómeno. Saqué el teléfono móvil de mi bolsillo para grabar un pequeño vídeo, y en el mismo instante en que pulsé el botón rojo de grabación...La hoja descendió lentamente hasta descansar en el suelo.


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