Hay millones de ellos. Miles de millones de ellos. Billones de ellos.
Júntalos todos y forman una vida.
Los llamamos Momentos.
No tienen una duración prescrita. Podrían durar un minuto, una hora o un segundo. Vienen y se van, y luego se convierten en Recuerdos. Y luego permanecen. Son tuyos para siempre, y nadie puede quitártelos. Tampoco puedes deshacerte de los malos que no deseas conservar.
Están ocurriendo justo ahora, mientras lees esto, y entre todos ellos —los lentos y los demasiado rápidos, los buenos y los malos, los divertidos y los que son simplemente horribles— hay una sola cosa que importa.
Después de algunos años de coleccionarlos, te das cuenta de esto. Para entonces, ya es demasiado tarde para hacer algo respecto a los que han pasado. Pero siempre puedes hacer algo sobre el que viene justo ahora. Y el siguiente. Y los cientos más que ocurrirán este día. Y los miles más que sucederán esta semana. Y los millones más que pasarán este mes. Y los billones más que ocurrirán este año. Y los trillones más que vivirás antes de morir —cuando sea que mueras.
Sí, puedes hacer algo sobre ellos. Y mientras reflexionas sobre lo que puedes hacer con ellos, y lo que quieres hacer con ellos, te darás cuenta de que hay una sola cosa que importa.
Cuantos más de ellos pasen, más los valorarás mientras están aquí, y más los añorarás antes de que lleguen. Hasta que, un día, dejarás de añorarlos. Habrá sido suficiente. Estarás totalmente en paz si no viene otro más. Y entonces morirás. Y cuando mueras, en el Momento en que mueras, sabrás lo único que importa.
Sabrás, en ese Momento, quién eres y en quién te has convertido.
Y sabrás que en quien te has convertido es quien tú mismo te has hecho ser.
Sabrás que eres una persona hecha por ti mismo, que nadie más ha tenido nada que ver con quién eres salvo tú; que no hay nadie más a quien culpar, ni nadie más a quien alabar. Sabrás que lo has hecho todo tú mismo. Y entonces añorarás nuevamente. Cuando sepas esto, añorarás nuevamente por más Momentos.
Y entonces los tendrás. Volverás, y tendrás algunos más. Pero olvidarás lo que sabías. Olvidarás que no hay nadie más a quien culpar, ni nadie más a quien alabar. Olvidarás que estás creando cada Momento tal como es, y tal como siempre será recordado. Olvidarás que lo estás haciendo todo tú mismo.
A menos que no lo hagas.
Y si no lo haces —si recuerdas— entonces ganarás una cualidad de control sobre la creación de tus Momentos que nunca pensaste posible. Y cada Momento será un tesoro. Porque lo crearás de esa manera. No importa lo que esté sucediendo, no importa lo que otros estén haciendo, diciendo o pensando. No importa lo que esté ocurriendo "allá", aquí solo habrá tesoros. Porque habrás entendido lo único que importa.
Y en este Momento mágico, tendrás claridad de que no te has hecho a ti mismo en nada, que no te has "convertido" en nada, sino que siempre fuiste lo que imaginaste convertirte. Sabrás que siempre fuiste, eres ahora, y siempre serás, donde una vez pensaste que debías ir y lo que una vez pensaste que querías ser.
Entonces te darás cuenta de que nunca hubo nada que tuvieras que hacer excepto Ser. Aquí. Ahora.
Descubrirás que tú eres lo único que importa.
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