Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

'Ciudades Hambrientas' Carolyn Steel


"Para llegar a nosotros, los alimentos han tenido que recorrer a menudo miles de kilómetros, pasando aeropuertos, muelles, almacenes y cocinas industriales, y han sido manipulados por docenas de manos invisibles. Sin embargo, la mayoría vivimos ajenos al esfuerzo que representa alimentarnos.
Llevamos miles de años viviendo en ciudades, pero seguimos siendo animales definidos por necesidades animales.
Cobbett se identificaba plenamente con los trabajadores agrícolas, a quienes consideraba ' los mejores y más virtuosos de toda la humanidad'- él mismo se consagró a su causa y en su periódico The Political Register publicó un torrente de invectivas contra los sistemas que estaba destruyendo la vida rural.

Apartados de la tierra como nunca antes, los habitantes de las ciudades empezaron a disociar la comida de la idea misma de la naturaleza.

Liebig, creador de fertilizantes pionero, al darse cuenta de que a la larga sus productos empobrecían el suelo, acabó hacia el final de su vida desilusionado con sus esfuerzos: He pecado contra el Creador – escribió - y he sido justamente castigado. Quise mejorar su obra porque, en mi ceguera, creí que había sido olvidado un eslabón de la asombrosa cadena de leyes que rigen y renuevan constantemente la vida sobre la superficie de la Tierra.

Jane Jacobs hablaba, ya en la década de los 60, antes de la irrupción de las grandes superficies, que “Los comercios bullían por la mañana y por la tarde, cuando los residentes hacían sus compras, y la infinidad de intercambios personales en la calle creaban un intenso sentimiento de identidad local, un sentido de propiedad comunitaria que animaba a las personas a cuidar la calle y por extensión, a cuidarse unos a otros."

En Gran Bretaña, la debilidad por los platos precocinados, como tantas otras cosas en nuestra cultura gastronómica, es sintomática de la falta de conexión real con el alimento.

La razón, menos elevada, pero más habitual, para ocultar una cocina es sencillamente que, si las personas vieran como se cocina su comida, se negarían a comerla. En las cocinas, las contradicciones adquieren forma física.


Cocinar es un acto brutal y sucio, pero su resultado, la comida, es de una relevancia cultural inconmensurable. Los cocineros matan y alimentan, proporcionan placer o veneno. Son sirvientes que tienen poder sobre aquellos que los emplean."

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