«Y por ella es muy fácil se comprenda,
lo que en mujeres, fuego de amor dura,
cuando el ojo y el tacto no lo encienda. .»
Así decía con el natural resentimiento pintado en el rostro, que no excede en medida ni degenera en odio.
¡Oh pureza de espíritu, que una mínima falta provoca en ti tanta tristeza!
Con esta distinción fija el sentido,
que a tu creencia dará su firme aplomo
sobre el padre común y el Dios querido.
«Y esto sirva a tus pies siempre de plomo
para ir con lentitud, como hombre laso,
entre el sí y entre el no, mirando el cómo.
«Entre los mentecatos, el más baso,
es quien afirma o sin criterio niega,
lo mismo un caso, que el contrario caso;
«Y de este modo la razón se plega,
con el juicio vulgar a falsa parte,
y el amor propio al intelecto ciega.
«Y en vano alguno, de la orilla parte
a pescar la verdad con que no acierta,
pues vuelve peor, porque le falta el arte.»
«Conciencia que se ofusca
por vergüenza que en otros o en sí mira,
has de golpear con tu palabra brusca:
Tu palabra, al principio harto molesta
al paladar sabrá; mas nutrimento
sano y vital será cuando digesta.
«Para eso, en estas ruedas estrelladas,
y en el monte y el valle doloroso,
te han mostrado las almas elevadas;
Que el ánimo de aquel que espera ansioso,
no fía en el ejemplo que se esconda
en origen oscuro o sospechoso,
y que a su íntimo anhelo no responda»
Oh milicia celeste que contemplo!
¡ Ruega por los que se hallan en la tierra
descaminados por el mal ejemplo!
Con espadas se hacía antes la guerra;
ora se hace, de aquí robando
el pan que el Padre bueno da a la tierra.»
«pero muchos que gritan, ¡ CRISTO ! ¡ CRISTO !
en el juicio final, aun menos cerca
de él estarán, que el que negara a CRISTO.
«A esos cristianos damnará el Etiope,
cuando las almas formen dos colegios,
el uno siempre rico, el otro inope.
«¿Qué no dirán de vuestros guías regios,
los pérsicos, al ver el libro abierto
que atestigüe sus propios sacrilegios?
Oh predestinación! ¡ Cuan lejos queda
tu raíz del que busca tu secreto,
que la prima razón in totum, veda!
«¡Y tú, débil mortal, sé circunspecto
al juzgar, pues nosotros que á Dios vemos,
no conocemos todo el ser electo!
«Y este ignorar, por dulce lo tenemos,
pues nuestro bien, con este bien se afina,
y lo que quiere Dios, también queremos.»
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