Blog donde recopilo lo (subjetivamente) mejor de fragmentos, artículos y reflexiones de textos místicos, religiosos, espirituales o filosóficos que me voy encontrando por mis peripecias literarias.

Biografía del hambre, Amélie Nothomb

Lo opuesto a Vanuatú no resulta dificil de situar: es todo lo demas. Los pueblos tienen en comun que han con ocido la fuerza del hambre n uno u otro momento de la historia. La escasez crea vinculos, y proporciona cosas que contar.

La campeona del estomago vacio de China. Su pasado es una sucesion ininterrumpida de catastrofes alimentarias con muertos a espuertas. Los chinos han tenido que aprender a comer lo incomible, de allí el refinamiento sin igual en su arte culinario.

"Vergüenza típica de la primera infancia: en lugar de sentirse orgulloso de su mayor nivel de exigencia, vivirlo como una singularidadculpable, ya que el ideal consiste en parecerse en la mayor medida posible a los individuos de tu edad.

Desde el primer día, sentí una ilimitada aversión por el yochien. La tampopogumi (la clase de la escuela) era la antesala al ejército. Yo estaba de acuerdo en hacer la guerra, pero marcar paso de la oca, a toque de pito, obedecer las voces acompasadas de sargentos disfrazadas de maestras, estaba por debajo de mi dignidad y debería estar por debajo de la dignidad de los demás.

En realidad, sospecho que los demás niños lo vivieron igual que yo: fingíamos. Las fotografías de la época así lo demuestran: se me ve sonreír junto a mis compañeros, se me ve coser tranquilamente en las clases de costura, con la mirada fija sobre mis labores que terminaba aplicadamente. Sin embargo, recuerdo perfectamente mis pensamientos en el seno de la tampopogumi: estaba permanentemente indignada, furiosa y aterrorizada al mismo tiempo. Las maestras eran todo lo contrario que mi dulce aya Nishio-san y por eso las odiaba. La suavidad de sus rostros era una traición añadida. 

Mi primer maestro era un patán que me pegaba patadas en el culo cuando le pedía permiso para ir al servicio. Ya no me atrevía a interrumpir la clase para pedirle permiso, por miedo a aquel castigo público."
 


"Había tres palabras que no soportaba: sufrir, ropa y bañar (esta última me resultaba odiosa en especial en su forma pronominal). Su significado no me molestaba, la prueba es que sus sinónimos resultaban perfectamente digeribles. Lo que me sacaba de quicio era su sonido.

Empecé odiándolas a muerte durante toda una noche, esperando que la victoria fuera tan fácil como en el caso del tipo de mi curso. Por desgracia, a la mañana siguiente constaté un uso extendido de los vocablos ignominiosos.

Así pues, era necesario legislar. En casa y en el Liceo, promulgué unos edictos que desterraban las tres palabras. Me miraron con extrañeza y no dejaron de sufrir, de llevar ropa ni de bañarse."

 

 

"No, no habrá cena con Clayton Newlin, no habrá amor, me has esperado
durante milenios y yo te doy plantón, tu abrazo se cerrará sobre el vacío,
tu aliento no quemará a nadie, te he esperado desde el Edén pero nada va a
ocurrir, así es el soberano deseo de la infelicidad, no te contaré secreto
alguno, es más fácil vivir que morir, ésa es la razón por la cual mi vida
entera sólo será muerte, cada mañana, al salir del sueño, mi primer
pensamiento será que ya estoy muerta, que me he matado diciendo no al
hombre que era mi vida, así, sin motivo, sin más motivo que este vértigo
que empuja a echarlo todo por la borda, que ese abyecto poder de la palabra «no», ese «no» que se apoderó de mí en el momento crucial de mi existencia, apagad las antorchas, despojaos de vuestros hermosos vestidos, la fiesta terminó antes siquiera de comenzar, cuando ya no haya sol, cuando ya no haya tiempo, cuando ya no haya mundo, cuando ya no haya nada, cuando ya sólo tenga en el corazón este enorme por qué, yo era la que tenía el universo en sus manos y decidí que el universo moriría, pese a que deseaba que viviera, no comprendo qué ocurrió.
Nadie comprendió lo que ocurrió. Inge no comprendió por qué lo había dicho."

 

“Quienes hablan de la riqueza espiritual de los ascetas merecerían sufrir anorexia. No hay mejor escuela de materialismo puro y duro que el ayuno prolongado. Más allá de determinado límite, lo que entendemos por alma se marchita hasta desaparecer. El cerebro está constituido esencialmente por grasa. Los más nobles pensamientos humanos nacen en la grasa."

 


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