Un buen día, Juan, un hombre honrado y piadoso, muere.
Como ha llevado una vida valiente, digna y con amor, automáticamente su Alma asciende al cielo.
Al llegar, se encuentra con una enorme puerta dorada. Después de esperar unos instantes, llama con tres golpes.
-¿Quién es? - Pregunta el arcángel Miguel desde dentro.
-Soy Juan - Responde el Alma.
-¡Fuera! ¡Aquí no hay lugar para ti!
Sorprendido y consternado, el hombre se queda a la puerta sin saber qué hacer.
Después de algunos meses (que en la Tierra equivalen a algunas horas) reflexionando, vuelve a llamar:
-¿Quién es? - Pregunta de nuevo el arcángel Miguel desde dentro.
-Soy Nadie - Responde Juan-Alma
-¡Fuera! ¡Aquí no hay lugar para ti!
Desolado y confuso, Juan-Alma se sienta a meditar durante algunos años (que en la Tierra equivalen a unos pocos meses) hasta que, serenada su comprensión, golpea tres veces la puerta.
-¿Quién es? - Pregunta otra vez el arcángel Miguel desde dentro.
-¡Soy Tú!
La puerta se abre al momento.
Como ha llevado una vida valiente, digna y con amor, automáticamente su Alma asciende al cielo.
Al llegar, se encuentra con una enorme puerta dorada. Después de esperar unos instantes, llama con tres golpes.
-¿Quién es? - Pregunta el arcángel Miguel desde dentro.
-Soy Juan - Responde el Alma.
-¡Fuera! ¡Aquí no hay lugar para ti!
Sorprendido y consternado, el hombre se queda a la puerta sin saber qué hacer.
Después de algunos meses (que en la Tierra equivalen a algunas horas) reflexionando, vuelve a llamar:
-¿Quién es? - Pregunta de nuevo el arcángel Miguel desde dentro.
-Soy Nadie - Responde Juan-Alma
-¡Fuera! ¡Aquí no hay lugar para ti!
Desolado y confuso, Juan-Alma se sienta a meditar durante algunos años (que en la Tierra equivalen a unos pocos meses) hasta que, serenada su comprensión, golpea tres veces la puerta.
-¿Quién es? - Pregunta otra vez el arcángel Miguel desde dentro.
-¡Soy Tú!
La puerta se abre al momento.
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