Muy a menudo los conocimientos y la erudición no constituyen ninguna ayuda en el camino espiritual, pues no nos aclaran las cosas, sino que, al contrario, poco a poco pueden formar una suerte de costra o caparazón que nos aprieta oprimiendo y acallando nuestra voz interior.
Todo lo que nos conduce a la verdadera libertad procede de la Verdad.
Todo lo que nos limita a nosotros mismos, a nuestros prejuicios, a nuestras opiniones, por elevado y sabio que pueda parecer, no es de la Verdad.
El enemigo es artificioso y sutil y al ser tan viejo como el mundo, ¡sabe tantas cosas!
Le preguntaron al Maestro:
-¡En qué reconoceremos la verdad?
¿En su belleza?
¿En su profundidad?
¿En su riqueza?
Nos has dicho tantas veces que está en todas partes...
-Reconoceréis la Verdad - contestó el Maestro -en que la Verdad os hará libres.
56 cuentos para buscar a Dios, Julio Peradejordi.
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