Buscando al constructor de la casa,
he recorrido mi trayecto en el torbellino
de nacimiento sin número,
que nunca escapan a las trabas (de la muerte);
el mal se repite de nacimiento en nacimiento.
Señor de la casa, ¡te veo!
Nunca me construirás una casa,
tu armazón está ahora destruida,
el caballete del tejado está hecho astilla,
se deshizo la estructura.
Mi mente ha llegado a la aniquilación del deseo.
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